Escritura, cerebro y grafología…

La escritura es el acto neurofisiológico y psíquico que permite la representación de las palabras e ideas mediante signos gráficos.

Neurofisiológico porque nace de la actividad neuronal que se inicia en los lóbulos centrales (elaboración psíquica) y occipitales (imágenes visuales), se dirige hacia el tálamo e hipotálamo (centros de coordinación de la mímica) y llega hasta la médula  quien transmite la orden de escribir a los músculos del antebrazo, brazo, codo, muñeca, mano y dedos.

Psíquico porque el acto de escribir nos proporciona la forma en que se estructura el YO y su interacción con el medio. La escritura se crea a partir del conjunto de gestos físicos voluntarios que se interiorizan, automatizan y personalizan a partir del proceso de aprendizaje, en el que intervienen toda una serie de acontecimientos biológicos y experiencias socio-culturales que se convierten en una manifestación motriz de la psique y de la personalidad, siendo susceptible de ser analizada.

  La grafología es la disciplina que estudia la relación que hay entre la escritura (signos gráficos) y su autor, por lo que en un análisis grafológico podremos obtener información sobre todo aquello que está relacionado con la personalidad de su autor: como es, como se muestra, aspiraciones, carácter, preocupaciones, comportamiento social, autoestima…